Histeria

Histeria, en el inicio, Inocencia, después "Cegadora del Éxito", "La Diosa de la Ciencia", y a la vez no es creedora ni de su propio yo, "La Culpa", "La Receptora de la Negatividad", La negación de "El Movimiento", "La  Anti simétrica", "El odio", "La odiada", "La Simbiosis imperfecta con Sensibilidad", etc. ¿Hay algo bueno en Histeria? Sí. Todo, y a la vez nada, sin fe. Su lazo con Sensibilidad es tan fuerte, que es un amor imposible, y un odio posible al mismo instante, pero en esta era del terror, prevalece el polo negativo, el de la depresiva imagen del culto a lo más odiado. El pavor. El miedo irracional, el culto demonizado al peor de los satanes, el miedo, que no existe, nada más que en el mito más profundo de cualquier tiempo pasado.

La tradición ha llevado a Histeria a ser tal y como es, creyendo a pies juntillas, todos los mitos que ha ido absorbiendo durante todas las eras por las que ha pasado. Y aún no ha sido capaz de cumplir ni uno sólo de los objetivos que tan bien sabría llevar a buen puerto. Quizás por ello nunca navega, pues su tormenta se lo impide, constantemente, una y otra vez. Y sólo cuando lo hace, parece que está actuando. Una actuación digna del mejor de los Oscar de Hollywood.

Histeria y Sensibilidad estuvieron a punto de morir, una o la otra, o las dos a la vez, durante la  creación de Sensibilidad. Y sin embargo, las dos sobrevivieron a la previa y placentera sensación de la simbiosis roja (concepción, creación y parto de un sentimiento o estado).

Son como dos fuerzas perfectas, que nunca llegan a unirse ni a la vez, separarse del todo, el sufrimiento es infinito. Como en su creación, lo es ahora en la realidad. Y la solución a esta maldición es tan simple y tan difícil al mismo tiempo, que jamás, jamás de los jamases será resuelta en disposición de un buen resultado.

En el hogar de cuatro, la lucha de una fuerza a tres, es irónicamente la mayor burla de las batallas. Si las luces se apagan… todo habrá acabado, en la era de acuario. Cuando Histeria sea por fin libre.