¿Qué sucede cuando todos tus ídolos
se convierten
en figuras de barro, y una fuerte tormenta se avecina? ¿Por qué la
verdad te hizo libre? ¿O fue la verdad la que te convirtió en esclavo
del propio
conocimiento (de esta)? ¿Cómo digieres que no puedes confiar ni siquiera
en ti
mismo, porque no puedes separar lo que eres realmente, de en lo que te
has
convertido?
Mientras, observas la tierra, la lluvia, y el
barro en que resulta de como se funden y se diluyen en uno. La lluvia cesa, el
sol de nuevo vuelve a salir, el barro se seca y se vuelve tierra una vez más.
Cuando limpias tus zapatos de barro, recuerdas ecos del pasado, que te
interrogan susurrando en tus oídos: ¿dónde está el infinito? ¿Cómo surgió de la
nada? ¿Cuándo fue el origen de ella? ¿Por qué nos invadió la oscuridad...? En ese instante te preguntas: ¿Dónde están aquellos
momentos en los que disfrutaba con el espectáculo de los que eran mis ídolos?
¿Por qué las preguntas han sido respondidas, y las respuestas no son mas que
preguntas que ya no importan nada en absoluto?
Cuando la lluvia cae sobre ti, y alzas tus manos para sentirla más de cerca, el barro se deshace. Tu respiración, tu sudor y tus lágrimas te devuelven la amarga y dulce sensación de que eres completamente real.
Ídolo de barro, descansa bajo mis zapatos, mis
manos también se ensucian con la misma tierra de la que estás hecho, y con la
misma tierra de la que juntos nos alimentamos. Sollozo (tú).