Thirteen, a Bipolar Experiece (III)

Pronto empecé a notar que mi percepción visual de la realidad estaba cambiando. El ambiente estaba enrarecido y no era capaz de acomodar la vista. Todo era tan extraño. Estaba angustiado. Todo ese conjunto de sensaciones eran nuevas para mí. Tal hallazgo de todos modos, era muy negativo. Irremediable, también. Salir de allí, imposible, sin ayuda.

Una de las mañanas que iba caminando, por la ciudad, en lugar de estar en clase, vi a lo lejos a Raúl, un compañero de clase. Raúl estaba apoyado sobre la baranda observando hacía abajo, el rio. No se movía. Quizás estaba meditando algo.
- Hola Raúl, ¿qué haces por aquí? Tu tampoco estás en clase.
- El rio está sucio, pero está lleno de vida.
Me dijo.
- Sí, cada vez hacemos menos por el mundo, y a la vez nos acomodamos en él.
- Es bueno reconocer lo que hacemos y no hacemos, pero, ¿no crees que hay que dejarse las plegarias y actuar de una vez? La decisión de uno es la decisión de un millón. La indecisión de un millón hace que uno no actúe.
- Vaya Raúl, no sabía que las clases de Filosofía del profesor López te hubieran afectado tanto. Aunque la verdad, creo que a mí también me han hecho eco. Su modo de explicar Filosofía se acerca más a la metafísica que a la filosofía contemporánea.
- Sí, es un cachondo, ¿te acuerdas de lo de la base 0?
- Ah, sí, la base 0. “Escribe un numero en base 0, pues no lo escribas, ya está escrito!”, jajaja.
- Sí, muy bueno.
- Bueno Jules, ¿por qué has hecho peyas?
- Pues la verdad, no es porque me parezca un rollo la clase, o porque haya salido al bar con los compañeros. Últimamente me encuentro un poco mal. Ya sabes, como me va en la clase…
- Quizás no planteas bien las cosas, debes encajar bien las ideas. Y no pensar demasiado. Dicen que dar vueltas a las cosas trae mala suerte. Si quieres un consejo, haz las cosas de forma intensa e hilvanando una con otra. Es un secreto para evolucionar. Intelectual y físicamente. Pero, recuerda no des demasiadas vueltas a las cosas, o te marearás (será producto de tu mala suerte).
Intensidad, hilvanar, no dar vueltas, no pensar demasiado. Parecían palabras interesantes.
Raúl era unos años mayor que el resto de la clase y yo. Su mirada profunda hacía el rio, me había presagiado un gran encuentro...

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