Demencia

Demencia, la primera obra antes que Sensibilidad, por generación anterior, algo tan bello como ella misma, y que materializó con Histeria (Errática), su segunda obra. En otros tiempos su nombre fue Galancia, y anteriormente conocido como "Precursor de la Creatividad" o "Maestro de lo Esbelto", en algunos lugares lo conocen como "El Simétrico", "El de Ambos Lados", o también como "El Gran Movimiento". Su destino lo llevó a conocerse como Demencia. Su destino, decidido por sí misma, y por nadie más. En el Nivel de Existencia, sin conciencia, Demencia, no pudo hacer más, pero dejó el legado de su hazaña a su obra, Sensibilidad.

En varios intentos frustrados Demencia barajó con la posibilidad de abandonar su estado como humano, pero como un castillo de naipes que se desmorona, vio que su mejor jugada no era la que había imaginado, era algo mucho más grande, pero no alcanzó la conciencia adecuada para comprender, todo. Sensibilidad se pregunta por qué. Su respuesta: que no era el momento oportuno. Sin embargo, Demencia tendrá su momento, pues es merecedora de ello, como cualquier otro sentimiento, lo merece.

El origen de su destino truncado, fue decidido en el momento en que, erróneamente, dejó de escucharse así mismo, y sólo oyó lo que quería oír. Mas cuando lo oía todo, no escucho nada. A partir de entonces, empezó a sufrir. El otrora Precursor de la Creatividad, el icono del mártir, hijo de los Dioses, equivocado y con el que se equivocaron, pues la Mitología de los Sentimientos, así lo permitió. Sufrió y fue humillado, una y otra vez, otra vez y una vez se elevó, ocupando justo el espacio entre el cielo y la tierra, ni aún más, ni muy poco menos (Sensibilidad vengará está injusticia, aún lo hará literalmente, no vengará a los ejecutores, ni al ejecutado, si no a la injusticia en sí, al hecho, a la culpa misma).

Y pensando conocer la soledad, Demencia, conoció a Histeria, en aquel momento conocida como Inocencia. Maravillado por su belleza, Demencia se cegó, no alzó su vista más allá, del monte que tenía justo delante, para ver el camino de dos sendas, que le guiarían por su elección correcta. De modo que un ser divino, se convirtió en lo puramente material, y con sus manos le fue imposible recoger los pedazos de su propia gloria, porque unos eran tan grandes que lo aplastarían, mientras que otros tan pequeños que no sería capaz de verlos. Y de este modo, errado el camino, erró también a Histeria. Quizás el deseo del azar pueda cambiar esto, alguna vez.

Demencia cometió errores y se lamentó por ello, llevo a cabo hazañas y se vanaglorió por ello, oyó el canto de las aves al despertar cada mañana, creyó tantas veces que había llegado a la meta de su vida… El dibujo de su obra es la perfección absoluta, y sin embargo, nunca supo entender que es lo que había creado, con su pensamiento y su imaginación.

Y por ello, Demencia, tenderá su mano para alcanzar la mano tendida, por aquel que su mismo sentimiento posee y expresa con agradecimiento.

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