Poems To A Horse

Proyecciones de mi imaginación en mi mente al papel con abstracción metafórica, que las disfruteis si os placen.

"Magia"

A veces viene un viejo mago a visitarme,
vetusto en edad, sabio en magia.
Me cuenta historias de sus largos viajes,
y me enseña hechizos... Pero en mi no hay magia.

Nunca he sido un buen mago,
siempre he tenido que usar trucos,
y los demás se dan cuenta...
pienso que pongo interés y escucho al mago,
pero no puedo evitar pensar mal de él.
Asi que decidí emprender un largo viaje,
sin saber cuando sería mi retorno.

Me encontré en el largo camino, con cientos de amigos,
pero tambien en la oscuridad de las noches,
vislumbré algunos enemigos.
Y allí la hayé.
Se presento ante mi, surgida de la nada.
Me dió vitalidad, y esplendorosa energía.
Viví momentos mágicos, y muchas aventuras.
Pero quizá de ese poder hice tal abuso,
que se fue desvaneciendo poco a poco,
me abandonó y me dejó, descalzo en la vida.

Entre rosas, suaves espinas desgarraron mi piel.
No duró la magia en mi, su rechazo fue cruel,
aún así merecido, el leve instante que recorrió mi ser,
destrozó muros de pena y llantos agudos.

Redundando, el momento fue mágico, y se extendió en el tiempo.
La alevosia de mis actos, escapaba a mi mente,
dejandose llevar por la magia que inundó mi corazón.

De vuelta al humilde habitáculo, mi acogedora morada,
he recibído de nuevo la visita del mago.
¿Y bien, que has aprendido mi pequeño aprendiz?
Que el dolor y sufrmiento de una pérdida,
la desconfianza de un ente que guia mi camino,
y la entereza de una sensación como es la alegría,
solo lo hacen posible la "simplemente" magía.

"Él"

Aquella mañana decidí crecer,
dejar de ser un niño,
estrangular mis miedos.

En un acto inconsciente,
comencé a hacerlo,
y sin comerlo ni beberlo,
comenzó la evolución de mi mente.

El camino era largo,
las bestias caminaban lentamente,
tuve un sentimiento agudo y amargo,
pero comencé a andar,
acababa de vencer,
al primer ente inconsciente,
que se instaló como parásito,
en mi hogareña comodidad.

Mi primera parada, fue en aquella tierra.
La tierra de los condenados.
Los condenados a producir todo,
sin llegar a poseer nada,
y más triste aún,
abandonándose a si mismos,
o siendo abandonados, sin más.
No fui excepción.
Pero aquí, tomé una decisión.
Y dejé que mis raices creciesen,
hasta lo más profundo de la tierra.

También experimenté con materia inerte.
Y cuanto aprendí.
Tanto mi cuerpo como mi alma,
Se forjaron.
Fue sorprendente,
rasgar, con esta piedra muerta,
mi piel, mis musculos y mis huesos,
llegar a mi alma,
comtemplar cuantas cosas habian dentro,
y darle vida.

Darle vida a mi alma.
Darle vida a la materia inerte.

Cuando das vida a algo, lo haces tuyo,
y tu, suyo.
Entregas cabeza y pecho,
dejas que tu sangre se escape,
por la punta de tus dedos.
Lo haces por él,
porque sin él,
no habría vida,
y sin vida,
el no vive,
está muerto.
Pero, y a veces, con vida,
el también muere.

Ahora es periodo de duelo.
En el duelo se sufre.
Pero hay que vivir el duelo,
y dejar que muera.
Sufrir, el dolor, que padeces,
al sanar una herida,
conlleva un aprendizaje.
Y él vivirá de nuevo,
siempre regresa.
Sólo tienes que vivir.
Crecerás, siempre.

"Oscuro Invierno"


Esperaba al segundo,
pero nunca destinaba.
sin cubrir mis brazos, era frio.
El segundo nunca llegó.
Aquellos que no anhelaban con tal ánsia,
disfrutaron del sol, la tierra y el agua.
Mi corazón se congelaba, muy adentro.
Indicios rasos,
se desvanecían, como polvo con el viento,
se van, el cuarto, nunca se iba, jamás.
Aún espero, que llegue, ellos me lo dirán,
cuando inunden de color, la vida fria,
de uno en uno, cientos, varios miles,
Oscuro Invierno...

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario.